Eugenia uniflora es conocida como ñangapirí en Paraguay, este de Bolivia y noreste argentino, un nombre es de origen tupi-guaraní. En la provincia de Misiones (Argentina), en Uruguay y en Brasil se lo conoce como pitanga, del tupí-guaraní pytangý que significa «rojizo». Se lo conoce también como grosella. En Perú se lo conoce como guinda.
Es un arbusto o árbol de pequeño porte, hasta 7,5 m de altura, con ramaje delgado y sinuoso. La corteza es oscura, de relieve liso, persistente. El follaje es perenne en su hábitat natural, aunque se comporta como caducifolio en zonas más templadas. Las hojas son pecioladas, simples, opuestas, ovoides a elípticas, con el margen íntegro, glabras, con el ápice mucronado, las estípulas efímeras y glándulas oleosas aromáticas bien visibles, entre 4 y 6,5 cm de largo. Son de color verde intenso brillante cuando maduras, mostrando reflejos cobrizos o broncíneos al brotar y una tonalidad rojiza en invierno.
Florece en primavera, y en regiones tropicales nuevamente a mediados de verano. Las flores son típicas de las mirtáceas; de color blanco, aparecen solitarias o en grupos de hasta cuatro en las axilas foliares. Presentan cuatro sépalos libres, y cuatro pétalos imbricados; los estambres llegan a la cincuentena, de color blanco, libres en la base, con anteras amarillas, pequeñas, versátiles, con dehiscencia longitudinal, y se insertan opuestos a los pétalos en fascículos. El ovario es ínfero, octolocular, con el estilo simple, alargado, el estigma capitado o peltado.
El fruto aparece y madura rápidamente, hasta tres semanas después de la floración. Es una baya oblada, con el cáliz persistente, de hasta 4 cm de diámetro, con ocho costillas bien visibles, que vira del verde al naranja y el púrpura profundo a medida que madura. La cáscara es delgada y ligeramente ácida, protegiendo una pulpa roja, muy jugosa, dulce a subácida según el grado de maduración, con una semilla esférica o dos o tres aplanadas.
El ñangapiry es una planta tropical y subtropical. Originaria probablemente del centro-sur brasileño y este boliviano, hoy se extiende desde las Guayanas, creciendo también en Bolivia, Argentina, Paraguay y Uruguay. Se presume que mercaderes portugueses la introdujeron en el Lejano Oriente, junto con la castaña de cajú, donde se adaptó en la India, las Filipinas, Samoa, Sri Lanka y la China, aunque su uso en esta región es más usualmente ornamental. En América se ha introducido también en la costa del Pacífico, en Colombia, y en la costa Caribe de América Central, así como en varias islas del mar Caribe y en la isla de La Palma (Islas Canarias), donde es frecuente encontrarlo en bosques dedicados al cultivo del plátano.
La pitanga requiere mucho sol, y resiste mal las heladas; temperaturas por debajo de los -3 °C causan daños que pueden ser fatales para plantas jóvenes. Crece entre el nivel del mar y los 1750 m de altitud, en suelos de cualquier tipo salvo salinos; resiste bien las sequías y las inundaciones de corta duración. Se planta generalmente de semilla, que germina en el plazo de un mes, aunque la viabilidad de las mismas disminuye espectacularmente a partir de las 4 semanas de recolección. Los esquejes y los injertos son también viables, aunque tiende a presentar chupones en la zona del injerto.
Aunque el requerimiento en agua y nutrientes es bajo, la fruta aumenta en tamaño, calidad y cantidad con buena humedad y fertilización con fósforo. La cantidad de fruta es mayor en los ejemplares sin podar. La recolección debe hacerse sólo cuando el fruto cae en la mano con el simple tacto, para evitar el intenso sabor resinoso del fruto a medio madurar.
Se ha reportado sabor resinoso en frutas rojas o anaranjadas, mientras que las que maduran en color oscuro (marrón, púrpura o negro]) no presentan ese sabor.